Nos vemos en el Incendio Mi Comandante!

Publicado por Bomba La Reina en

Hoy Lunes 22 de Junio el Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa comienza una de sus más tristes semanas, el Director Honorario, el Ex Comandante, el Segundino Enrique Guerra Bagolini, ha fallecido.

Guerra Bagolini en Nueva York, década del '60

Su historia y la del joven Cuerpo Ñuñoíno se cruzan en 1942, cuando muy joven ingresa a la Segunda Compañía la cual por ese entonces ocupaba aún el viejo primer Cuartel de Calle Luis Beltrán 1919, siendo parte de la primera generación de tripulantes del recién adquirido Portaescalas Studebaker “El Tobalaba”, época de gran esfuerzo y tezón por parte de quienes levantaron e hicieron de nuestra amada Institución, un Cuerpo respetado, auto suficiente y en constante crecimiento.

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Desde sus inicios como hombre de escalas destacó en su gran poder organizacional y de mando dentro de su Compañía, caracterizado desde siempre por una gran inteligencia y una temprana claridad en los conceptos tácticos necesarios en la entonces rudimentaria y a veces precaria condición bomberil, asumiendo gradualmente primero en cargos administrativos como el de Secretario y Tesorero, llegando años después a ocupar los cargos de Secretario General y Vice Superintendente, siendo su mayor legado su invaluable aporte en los cargos ejecutivos del Cuerpo, destacando como un brillante Teniente, Capitán y Comandante del Cuerpo (cargo que ocupó en los períodos 1962 a 1969, 1976 a 1977 y en última instancia entre 1991 a 1993), siendo nombrado Director Honorario del CBÑ en 1970.

El Comandante Guerra y la modernidad del Cuerpo

Es en el mando activo en el cual el aporte de Enrique Guerra marca el camino hacia el avance tecnológico y táctico del CBÑ, es así como siendo aún Capitán de su Compañía es responsable del diseño e implementación de uno de los más modernos Portaescalas del país en 1957, el Mercedez Benz Vetter, el cual tras gestiones del propio Guerra incorpora por primera vez escalas de gran prestación fabricadas en aluminio especialmente para bomberos y bajo todas las normas imperantes hasta hoy en materia de control de incendios, estándar aún mantenido por las Cias. de Escalas del CBÑ. guerraEs en la década del ’60 y siendo ya Comandante, que genera importantes contactos con el Departamento de Bomberos de Nueva York, EE.UU. a raíz de su constante seguimiento de los avances técnicos del mundo bomberil más adelantado de ese entonces (miles de tomos de revistas y artículos técnicos celosamente guardados hoy en la Segunda Cia. empastados y ordenados por fecha desde los ’40, con sus propias notas al pié de página dan cuenta de su riguroso estudio), hecho que lo lleva a viajar a esa ciudad en comisión de servicio recibido por el Jefe del Departamento Neoyorquino y cuya visita trajo como resultado la implementación de avances técnicos de vanguardia para la época, como el concepto de protocolo de despacho y comunicaciones (el uso ordenado de las antiguasSin título claves “10”, el “Cuartel Completo” de 2 bombas y 1 Portaescalas para todo evento por fuego, así como cientos de conceptos tácticos en base a la eficiencia hidráulica, entre otros), es así como al finalizar su primer período en la Comandancia, logra la adquisición de los poderosos y modernos carros bomba Ward-Lafrance dotados de bombas de gran desalojo y alta presión, la creación del primer curso técnico de aspirantes (en el cual destacó como Instructor de Hidráulica) junto al Capitán de la Cuarta Cia. Mario Alvear, siendo responsable en ese período de la implementación de las primeras Brigadas Juveniles Chilenas. Fue entonces que bajo su organizado mando el Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa logró posicionarse a la delantera de la modernidad en la operación bomberil a nivel nacional, destacando gracias a sus capacidades materiales y humanas, para entonces excepcionales, como un Cuerpo cuyo sello en poco tiempo fue el ataque directo y el rápido confinamiento del fuego con personal mínimo y correctamente posicionado según su especialidad, como garantía inequívoca de éxito en las operaciones.

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Es por esto y en base a la gran calidad humana tras nuestro querido y recordado Director Honorario, hombre siempre asertivo y de absoluta claridad, honorable bajo el más verdadero concepto de la honorabilidad y de toda aquella conducta que encarne lo realmente intachable, quien siempre sabía que corregir del incendio y que continuamente se transformó en la voz de la verdadera experiencia, marcada a fuego por la tragedia y la victoria bajo el propio casco10302031_628714490559492_6161662759859360525_n blanco de Ried Silva, o en la intimidad de la mesa de un Cuartel, que hoy no somos capaces siquiera de “despedirlo”, porque las frases y las voces de estos hombres que son tan nuestros inundan nuestra conciencia eternamente cuando debemos luchar, ya sea tras un hacha sobre la incertidumbre tambaleante de una escala o tras el pesado pitón que vencido por nuestros brazos y piernas cuando Ñuñoa avanza hacia el fuego, nos hacen sentir en todo momento que no estamos solos, que en cada empuje están estos cascos viejos sujetándonos tal y como nos sustenta nuestra historia, la herencia de los actos de vidas enteras dedicadas por completo a un solo juramento que nos une, el Estar Alerta!

1929009_1098866626482_2957887_nHoy no se ha muerto nadie!!…, pero un amigo Ñuñoíno tomó una Escala, la apoyó en lo más alto y le dijo a su Ayudante: “Este Incendio ya terminó, porque al igual que el Portaescalas el Comandante… debe ser el último en retirarse”.

HASTA SIEMPRE DON ENRIQUE.