El hombre que se nacionalizó “Bombero” se fue de este mundo!
Sabido es entre los Bomberos que nuestro ideal no conoce de fronteras y que el amor a las patrias no es otra cosa sino el amor por su gente y la abnegada protección de nuestro prójimo, en toda tierra que nos cobije en nuestro andar por el mundo.
Don César Sánchez Dergán, nuestro amigo, nuestro abuelo ñuñoíno, cabeza de nuestra fila infatigable caminó nuestros primeros pasos firme y decidido, lo hizo por todos nosotros, cuando nosotros no existíamos; lo hizo para nosotros, cuando nosotros ya se lo debíamos; lo hizo hasta su último aliento, cuando nosotros recién comenzamos a sentir nuestros esfuerzos; lo ha hecho por la humanidad, cuando nuestra propia humanidad nos duele, nos pesa y se enluta porque ya no está.
La primera antigüedad del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa con 70 años de servicio en sus filas ha fallecido y con él, la fuente existente más inagotable de nuestra historia sublime de mancomunión y progreso.
Nacido en el Perú, llegó a Chile su nueva patria con solo 17 años y a los pocos años ingresa a la fundadora Primera Compañía del Comandante Ried en abril de 1945, destacando desde sus inicios como un gran oficial administrativo dotado de un impecable y correcto don de la palabra, sello característico de toda conversación con él, llegando en pocos años a ocupar cargos de Secretario de Compañía y General, además del cargo de Director en varios períodos, siendo posteriormente electo Vice Superintendente del Cuerpo. Fue su gran apego a lo reglamentario y su gran claridad organizativa lo que le valió el reconocimiento de sus pares ante sus grandes esfuerzos por el progreso del CBÑ, siendo un pilar fundamental en la Fundación y organización de la Sexta Compañía “Bomba La Reina” en 1959 actuando como nuestro primer Tesorero, manteniendo un gran cariño por la Sexta a lo largo de su existencia.
Es en 1982 que el Cuerpo lo distingue con la calidad de Director Honorario de la Institución, cargo que ejerció en el celo de nuestras tradiciones y con la serenidad y pasión propia de la experiencia bomberil. Es a fines de esa década que es condecorado por el Benemérito Cuerpo de Bomberos del Perú con la medalla “estrella del fuego”, siendo hasta su muerte miembro honorario de las Bombas N°2 “Pompa Italia” del Callao y N°6 “Garibaldi” de Chorrillos.
Este hombre experimentado que encarnó la evolución del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, viendo partir para siempre a sus mejores amigos con el paso de los años, que lloró las tragedias de nuestra historia y cimentó anónimamente la grandeza de nuestras décadas, no se guardó jamás para sí una anécdota, ni un relato de como somos lo que somos, su pasión narradora y la visión humana de nuestra evolución, fueron para muchos en distintas épocas la inspiración creadora necesaria para desarrollar al máximo posible a esta institución, que hoy sólida ve partir entre los laureles y los bronces que el homenaje exige, a uno de sus pilares más incansables.
Este Latinoamericano no supo nunca lo que era una frontera, porque para el verdadero Bombero eso no existe, porque las banderas son solo amores locales de una humanidad extensa que merece ser protegida y ser amada por sí misma, este hermano fraterno de cada uno de nosotros solo tuvo tiempo para unir a los pueblos en su conducta de primerino, enseñándonos que realmente solo “Unidos Serviremos”, y encarnando en sus obras la hermandad misma que un extranjero puede ofrecer a su segunda patria, en la frase del mexicano Ignacio Allende “Sin importar el tamaño de la ciudad o pueblo donde nacen los hombres o mujeres, ellos son finalmente del tamaño de su obra, del tamaño de su voluntad de engrandecer y enriquecer a sus hermanos”. Descanza en paz gran amigo, quienes quedamos en esta fila eterna sabremos trascender nuestros pasos tras tus huellas.